Nosotros realizamos la rinoplastia bajo anestesia general.
Hoy día, la anestesia general es, con toda probabilidad, el procedimiento médico más seguro. Es casi impensable que algo salga mal. Desde hace más de 10 años, la anestesia general ha sufrido una gran transformación debida a varios factores. En primer lugar el alto grado de especialización del anestesiólogo, en segundo lugar la monitorización exhaustiva (medidas de tensión arterial, frecuencia cardiaca, pulso, grado de oxigenación, volumen inspiratorio, etc…) y en tercer lugar los anestésicos utilizados.
Realizar una rinoplastia que nos va a llevar unas dos horas con anestesia local es, cuanto menos, imprudente. Para poner anestesia local es necesario infiltrarla, es decir, colocar pinchazos en la nariz y eso molesta. Incluso imaginando que la nariz está infiltrada perfectamente y que no notará usted dolor alguno, permanecer alrededor de dos horas sin poder moverse, notando que cierta cantidad de sangre resbala hacia la garganta, viendo a un cirujano que nos está operando, etc.. no es muy agradable, y las experiencias en el pasado lo demuestran ampliamente. Hay una tendencia ha obtener peores resultados estéticos en procedimientos realizados bajo anestesia local. Por todas estas razones, preferimos siempre llevar cabo la cirugía bajo anestesia general.
Existe otra forma de operar y es con anestesia local más sedación. En este caso el anestesista hace que el paciente esté dormido pero sigue respirando por sí mismo, sin necesidad de estar conectado a una máquina. La ventaja es una más pronta recuperación. No obstante existen desventajas: posible depresión respiratoria, agitación, caída de sangre en la garganta, etc.. que hacen desaconsejable su uso en nuestro entorno. Es mucho más segura una anestesia general que una sedación.
En estas fotos se puede apreciar la aplicación de anestesia local en rinoplastia.